Quién no tiene miedo de espantar a los pájaros
de la pradera, de no volver a escuchar sus cantos,
de quebrantar la inmortalidad de los jilgueros y los canarios,
de los cardenales rojizos que Papá solía perseguir a las afueras de Guadalupe
— ahora, espejismos,
quién no quiere volver a los leones marinos, tumbarse a orillas del mar y esperar
la pesca perfecta, la lucha con todos los tiburones, el regresar quién sabe cuándo
a cuatro paredes, una fogata y una olla llena de fideos tibios,
el sabor
del hogar.
baby, i’m afraid of loving you
( really, i’m so afraid
of hurting again. )
Mis mil y un laberintos, mis mil y un círculos concéntricos,
ahora convergen y confluyen. No lo sé todavía, pero lo presiento:
la sangre ya no es roja, es de un lila tenue, lleno de
incertidumbres
desasosiegos
ansiedades
penumbras,
eso es lo que soy ahora:
una duda eterna,
una persona hecha ave,
con alas rotas,
y sin saber cómo regresar
al Cielo.
Este poema fue escrito y publicado originalmente en una iteración anterior de este blog, y fue recuperado para esta versión. Únicamente está disponible en español.