Skip to main content
andrés ignacio torres

Escuchar un libro

Fotografía de un Kobo mostrando la última página del libro 'El mito de Sísifo', de Albert Camus

Una de mis lecturas el otro día. Intentando imaginar a Sísifo feliz.

De toda la vida me ha gustado leer. Desde que tengo memoria, siempre he tenido un libro cerca. Aunque por unos años me alejé de la lectura, desde hace un tiempo he vuelto a ella como un hábito diario.

Al principio, leía libros en papel y le huía a la idea de leer en digital. Luego, comprendí que leer libros electrónicos me permitía llevar toda una biblioteca conmigo donde quiera que fuera. Así que me entregué a los libros digitales.

Sin embargo, a pesar de este cambio, nunca me había planteado la idea de escuchar un libro. ¿Cómo voy a disfrutar de una historia si no la leo, si no puedo ver cada símbolo, letra, cada decisión del autor plasmada en una página? Esta forma de pensar, tal vez moldeada un poco por el tipo de poesía que me gusta (que no suele trasladarse fácil del papel a la voz), me hacía rechazar la idea de los audiolibros.

Este año, poco a poco, he ido abriéndome a la idea de escuchar para leer. Gran parte del año pasado la pasé escuchando podcasts, y hace algunos meses probé mi primer audiolibro, en parte gracias al catálogo de la biblioteca de Vancouver.

Aunque sigo prefiriendo leer en papel o digital, no he tenido tan mala experiencia con los audiolibros. Me gusta que puedo escuchar mientras hago otras cosas mecánicas, como cocinar o limpiar. E incluso, como necesito poner atención consciente a la voz del narrador, me fuerza a concentrarme en la historia, a estar presente en lo que estoy escuchando, en vez de perderme y divagar entre letras y páginas.

Seguiré experimentando con distintos formatos y quizás algún día incorpore otro sentido a esta búsqueda de conocimiento, de historias, de mundos. Mientras tanto, dividiré mi tiempo lector entre libros en digital y audiolibros.