jueves cualquiera
qué anticlimático es despedirse un jueves a las dos de la tarde: llegar juntos y marcharse uno, dos pasajes, a la estación, de ida uno de vuelta, escuchar la locomotora desde lejos, no desde ella. volver al trabajo, entregar a las cinco el reporte, intentando que la tinta no se corra por las lágrimas. luego, gimnasio, impuestos, mcdonald's, la cama. no cierres, no ciclos. trabajo. un día cualquiera.