Skip to main content
andrés ignacio torres

Pequeños espacios

Fotografía de un camino de madera con escalones en un bosque, hay muchas hojas amarillas y marrones en el piso y parece que ha llovido.

De paseo un día en Port Moody, B.C. (2023)

Hace un par de meses, participé en un taller de poesía para migrantes ofrecido por Vancouver Writers Fest y dirigido por Evelyn Lau. Leímos, reímos, hablamos, lloramos, pero lo más trascendental de ese espacio de apenas cuatro horas fue crear un lazo, entablar comunidad, conocer a otras personas que, por múltiples circunstancias, tenían al menos dos hilos en común conmigo: la escritura y la experiencia de migrar.

Desde el año pasado he ido a múltiples talleres de escritura creativa, pero este fue diferente. Por primera vez, me volví a encontrar con algunos de los participantes un par de días después, en otro evento. Y luego en otro, y otro más. Y así, poco a poco, me han ayudado a cultivar un pequeño espacio de pertenencia en una ciudad que no me pertenece y a la que no pertenezco, no del todo.

Entre versos y libros, risas y lágrimas (y chasquidos de dedos), he encontrado un respiro, un subterfugio del ajetreo diario, al cuál me aferro y en el cuál encuentro un empujón, a veces tan necesario, para ver siempre el sol más allá del gris de las nubes.

Tal parece que las piezas, poco a poco, terminan de encajar.