The Trooper
a J.
Marcho a través de la muchedumbre para llegar a ti, sin caminos, sin solicitación. Solo el poema y los astros guían a mis piernas, indetenibles por cuenta de otros, a tus cauces malditos. Y si es cierto que podré llevarme tu vida a cambio de la mía, entonces me entrego sin premura al suave beso de la hoz y del abismo: mi eternidad yace en tu último suspiro, en tu último aliento, en el canto de los pájaros que revolotean nuestras corrupciones. En esta lucha nadie gana y todos pierden; o lo que es lo mismo, perdí al verte por primera vez y sentir tus mariposas en mi pecho, tus garras a través de mis tejidos magros, tu pólvora ennegreciendo mi piel.